martes, 4 de diciembre de 2007

WHAT THE %∞ $ π # DO WE KNOW?!?

La irrealidad probable de un cambio de paradigma.
La sensación de libro de autoayuda se siente demasiado presente en el ambiente. La primera impresión que arroja esta película/documental no es de las mejores, panfletaria, pletórica de lugares comunes, efectista y con más de un detalle en su montaje final, afortunadamente estos, no logran diluir el tema de fondo que se intenta traspasar al ciudadano común, de una manera que, en su condición de lego en la materia (hasta hace algunas semanas estaba era por completo perteneciente a este grupo), no sea obstáculo para dejarlo al menos meditabundo, luego de haber divisado lo que esta película intenta transmitir.
Saber que la sociedad, al menos la nuestra, y de seguro gran parte del resto, no está preparada (usar término en el sentido más amplio entendible), para comprender el significado de este cambio de paradigma, hace pensar que publicar esta película es irresponsable. En este contexto, el que un volante de propaganda circule libremente, pudiendo caer en manos de cualquier desorientado no es lo más inteligente, ya que, esta teoría bien podría ser un camino bastante complejo de recorrer por una gran parte de nuestros queridos coetáneos. Lograr deshacerse de uno de los rasgos que nos definen como especie, que además de esto, nos gusta y acomoda, nos simplifica más de alguna responsabilidad, incluso decide por la mayoría, es una ardua labor. Dejar de lado la concepción que el mundo frente a mis ojos, es una constante absoluta que seguirá, más o menos igual, independiente de mis acciones, para asumir la responsabilidad que acarrea el ser el ente que por definición lo condiciona, no es algo que muchos estén preparados para comprender, y menos asumir.
Utilizando un eufemismo común por estos días, el tema no es trivial. Intentar, mediante la exposición de una composición audiovisual reducida de 120 minutos, que este público masivo logre avizorar al menos en parte la vastedad, complejidad y radicalidad de este cambio de paradigma, parece un trabajo, a lo menos, titánico. Lo anterior se ve exacerbado, si luego de la revisión de la cinta, la curiosidad promedio incita a buscar y profundizar algunas de las temáticas vistas.
Luego de revisar entrevistas y algunas otras publicaciones, la pregunta “…How deep, down the rabbit hole, do you want to go?…” adquiere un significado más que atingente. Luego de traspasar las primeras capas de información masificada, la densidad y complejidad de este nuevo paradigma, aún no es un asunto posible de discutir a mansalva, pero claramente pudiese permitir a la inhumanidad dar una gran paso hacia una estancia algo menos invasiva y agresiva, con el resto de los no humanos con que tenemos a bien compartir la misma geodésica terráquea.
Irremediablemente para realmente comprender este “salto cuántico”, debemos ponerlo en perspectiva, denotar incluso el cambio mediante la comparación con nuestras “convicciones” actuales, estas que de alguna manera pueden inducir a la autocomplacencia. Desde mi, absolutamente poco informado, espectro, las suposiciones actualmente asumidas como evidencia insoslayable son:
· La inefable realidad, la eterna suposición que el mundo físico y cotidiano es objetivamente real, [1] en simple, el mundo existe independiente de que exista algún mortal que los esté oteando, y se hace molestamente evidente que espacio y su tiempo subsisten en forma fija, absoluta e inalterable.
· La necesidad de tacto, la irrestricta opción, la única forma que los objetos pueden ser modificados o influenciados es mediante el contacto directo. Similar a lo que hace algunos paradigmas atrás, la acción no mediada en una distancia era prohibida taxativamente.
· La causalidad da por simple e incuestionado supuesto, que la línea de tiempo apunta sólo en una dirección, centrando así, secuencias de causa y efecto a acontecer sólo en ese orden univoco.
· La continuidad, permite asumir, que esto ha sido en general de este modo, que no han existido instantes en la historia, registrada o no, en que esta no haya acaecido, en la naturaleza no encontramos discontinuos, interrupciones o saltos. Estos se limitan a historias, casi mitos narrativos, asociados a minas submarinas de la segunda guerra gravitando en el centro de una figura geométrica de tres lados, cercano al archipiélago de pantalones cortos.
La física clásica madura rápidamente entre estas suposiciones o certezas, dependiendo de lo converso o no que se esté, y la habilidad de estas formas clásicas referentes al mundo son suficientes como para explicar amplias capas, sectores o segmentos del mundo observable.
Cabe introducir en este punto un reconocimiento gigante, y es que gracias a este paradigma actual hoy contamos con química, biología, ciencias en general, nos llevó y trajo de vuelta en una pieza a la luna, es verificable para la mayoría de las cosas en la escala humana. En dos palabras, sentido común.
No describe eso si el comportamiento de todos los resultados observables, específicamente la luz y su particular comportamiento, ya que puede exhibir tanto las propiedades pertenecientes tanto a partículas como a ondas. Hasta donde se logra entender, las partículas son como bolas de billar, yacen separados con posiciones puntuales en el espacio. Son duros, en el sentido de que si son proyectados con gran fuerza se eliminan uno al otro liberando amplios y deslumbrantes despliegues de energía. Antagónicamente, las ondas son aquellas que nos entregan ese relajante movimiento de la superficie del mar, ondulaciones no localizadas pero que se expanden, más suaves que su antítesis particular, estas pueden interactuar sin destruirse. Analógicamente los hombres seríamos partículas y los animales ondas, pero me parece que eso es verso para otro desvarío.
Dentro de los fundamentos de esta teoría, aparece una característica que muy es difícil de asumir totalmente, y es que los electrones pueden comportarse de ambas maneras. Como ondas, los electrones son campos de probabilidad. Como partículas, este campo de probabilidad es ahora perteneciente a un objeto en un instante y espacio específico, y, cayendo siempre en la reiteración, particulares. Por si eso no fuese suficiente, si no se les está midiendo, o son desapercibidos se comportan de manera diferente a los incluidos en la observación. Cuando no son incluidos en la observación, veremos electrones disfrazados de ondas, cuando son advertidos tendremos partículas. De ser así, aparecería válido preguntarse, ¿Quién o qué es el observador que determina la posición de la partícula?
Desglosemos algunas de las hipótesis planteadas en la antedicha teoría, que a mi juicio pueden ser las más complejas de entender.
· Inmerso en la teoría cuántica, aparece el concepto de que no existe la distancia, la noción de conexión instantánea implica que el espacio mismo es una ilusión, su distancia, la probabilidad que todos nosotros y todo lo que nos rodea, está íntimamente conectado con la sección más lejana de la galaxia.
“La descripción del modelo de espacio tiempo, que presupone una interacción entre objeto y observador, necesariamente incluye en su descripción algunos rasgos del ente observador, mientras que el modelo de descripción causal deliberadamente rehúye de este tipo de referencias. En ciertas personas, al menos, conciencia total posible puede ser dividida en partes que coexisten, pero que se ignoran mutuamente, comparten objetos de conocimientos entre ellas. Algunas cogniciones que coexisten y armonizan, en la teoría clásica están divididas, en mecánica cuántica, en visiones complementarias mutuas y exclusivas, para cada una de ellas.”[2]
Pareciera ser entonces que el espacio ya no es geométrico, ni continuo, más bien parece una ilusión de conveniencia. Que en realidad es infinitamente más compleja e intrincada que lo que cualquiera pueda o quiera ver.
· Si intentamos comprimir algo más la masa encefálica, y nos avocamos a la tarea de captar que cuando dos objetos interactúan brevemente y luego se los separa, en la descripción al menos nunca lo hacen. Nunca se separan, aún cuando ya no interactúan, podremos percibir que este es otro de los factores a lo menos complejos de llevar al cotidiano.
· Si bien esto en principio fue pensado como un artificio, o un artefacto teórico, ante la presencia del teorema de Bell, respecto de la conexión que persiste en la teoría cuántica, donde la realidad local es la gobernada por las leyes de la física clásica, y en esta las influencias no pueden viajar más rápido que la velocidad de la luz, donde demostró que cualquier modelo de realidad compatible con la teoría cuántica no debe ser local, de aquí que acuñaran el concepto de no-localismo. Para que la física cuántica trabaje, la información debe viajar incluso más allá de la velocidad de la luz, llegando a ser instantánea, el universo está conectado por información que puede aparecer en cualquier otra parte instantáneamente. Por lo tanto, nada se podría sólo aplicar a nuestra realidad, sino que, podría ser requerido al unísono en otro confín.
· La concepción de un espacio, contexto si se quiere, no afectado por el observador, habitante, usuario cualquiera, debería ser reemplazada para aceptar esta variación paradigmática. Arrojemos al tacho todo concepto de inocuidad material respecto de la nada que nos contiene. Volvamos sobre la pancarta en discusión, cuando en uno de sus pasajes afirma que la realidad y la existencia material y tangible son sólo una posibilidad impuesta por nosotros, como elección de manifestación e interacción, que los átomos no son cosas, sino tendencias, que ni siquiera se puede pensar en cosas, sino son posibilidades. Según esto, la antigua pregunta ¿Si cae una hoja en un bosque y nadie lo ve, ocurre?, donde se cuestionaba la participación del observador en la realidad, para este canon, el observador es absolutamente relevante, imprescindible y modificador, o regidor de la realidad que colapsa ante nuestra perceptiva mirada. De esto, la hoja ni siquiera existe, al menos, no hasta que alguien la proyecte en su realidad. Ahora, si sólo pienso en ella ¿Existe?
Luego de todo esto, utilicemos por algunos minutos el calzado de alguno de los físicos visitados, y pongámonos en la senda de intentar masificar y dar a conocer este probable cambio de paradigma. ¿Cómo lograr que un par billones de personas se desprendan de una de sus características más arraigadas?, ¿Cómo despojarlos de la posibilidad de tercerizar sus culpas? Desde hace ya más tiempo del necesario, el catolicismo, se ha encargado de perpetuar una visión de la fe y la religión, que impide ver este posible cambio, tal como los indígenas ante la llegada de las carabelas de Colón. La incapacidad de siquiera poder, por un minuto, comenzar a asumir que todo cuanto ocurre o no ocurre, se debe única y exclusivamente a mi responsabilidad. El que no exista la posibilidad de culpar a “Dios”, ya que Él lo quiso o no, de uno u otro modo, que sucediese o no, esto o lo demás, es para algunos mortales simplemente una razón para el pánico absoluto, que supera incluso el que por la muerte tienen, contradiciendo en el proceso los preceptos que su propia religión les inculca.
Por lo mismo ¿Está preparada la sociedad, para escuchar respecto de este cambio?
Revisemos algunos antecedentes previos. E iniciemos en los filósofos discutidos en el transcurso del año, de estos primero Popper. Esto debido a que la propuesta respecto de las hipótesis que este plantea, a primera revisión no admitiría el cambio como el descrito, o al menos no con las peculiaridades que por su visión conlleva. Su constante falsación pondría, al menos, en tela de juicio esta teoría. Ahora nuevamente versado en los textos aparecen cercanías más amplias de lo esperado. Pero finalmente el paradigma que lo contiene le impide su total comprensión.
¿Cómo obtenemos realmente nuestro conocimiento, como hecho psicológico, si la inducción es un procedimiento que carece de validez lógica y es racionalmente injustificable? Hay dos respuestas posibles: (1) obtenemos nuestro conocimiento por un procedimiento no inductivo. (2) Obtenemos nuestro conocimiento por repetición e inducción, por lo tanto, mediante un procedimiento que carece de validez lógica, de modo que todo tipo de conocimiento aparente no es más que un tipo de creencia: creencia basada en el hábito…”
Cuando Popper propone invertir la teoría de Hume. Donde en lugar de explicar nuestra propensión a esperar regularidades como resultados de la repetición propone explicar la repetición para nosotros como el resultado de nuestra propensión a esperar regularidades y buscarlas.[3]
En estas líneas se deja translucir la probabilidad. En el capítulo 10 de “The Philosophy of Quantum Mechanics”, en el relato que va desde Popper a Landé esta probabilidad aumenta.
“…Karl R. Popper, quien, como lo recordamos, propuso una interpretación estadística, de la relaciones de Heisenberg, a principios de 1930, nunca abandonó su punto de vista. Sin embargo, una vez, declaró explícitamente, que una teoría que implica consecuencias estadísticas, y que puede sólo ser probada por evaluaciones estadísticas, no necesita tener un significado estadístico, siempre mantuvo que los problemas a los que se aplica la mecánica cuántica son esencialmente estadísticos y por lo mismo requieren de respuestas estadísticas.”[4] En párrafos sucesivos del mismo capítulo, se expresa que según Popper no se pueden dibujar interferencias predictivas sobre el comportamiento individual de las partículas. Luego declara que se hace necesaria la medición exacta de, por ejemplo, posición y momento, indispensable para el testeo de predicciones de la teoría.
Pero, su condición asumida lo trae “de vuelta a su senda”
“La conclusión a la que llega Popper, que un cambio en las condiciones del experimento, cambian también, las probabilidades, y que es compartido por Feyerabend, es absolutamente correcto, pero igual de ¡irrelevante! Lo que a nosotros nos sorprende (y que fue lo que llevó a la interpretación de Copenhague) no es el hecho que existan algunos cambios; lo que nos sorprende es el tipo de cambio encontrado: trayectorias que desde el punto de vista clásico son perfectamente posibles, son súbitamente prohibidas y no son accedidas por ninguna partícula.”[5]
La interpretación de Copenhague, se podría decir que es la interpretación ortodoxa de la mecánica cuántica, impulsada por Niels Bohr. De una forma extremadamente simplificada, sostiene que no hay finalmente realidad conocible. Podríamos incluso llegar a afirmar que es algo así como un “no pregunte” que le permite a la mecánica cuántica ser usada sin tener que preocuparse de lo que quiere decir. Según Bohr, no quiere decir nada, nada al menos en términos de humanos comunes y mundanos.
De todo lo anteriormente citado, es fácil extraer como conclusión que la visión de Popper, o su amplitud para ser precisos, no lograba abarcar el embrollo total planteado por la teoría, y si para él terminó siendo una falacia lógica la interpretación de la dualidad onda-partícula, es poco viable que pudiese abarcar un concepto que se basa en esta hipótesis. Toda vez que, en su constante falsación, por medio de la experimentación, que se deriva de la experiencia, y ésta en sí no permite refutar, sino que sólo entrega la razón por la que se quiere refutar, lograría encontrar más de una imperfección a la teoría, ya que tal vez lo más complejo que presenta es justamente el tipo de experimento o demostración mediante la cual se sustenta. Recién se escucha de laboratorios que mantienen una partícula en dos lugares a la vez, pero para el resto de los mortales que no habitamos confinados, entre los muros de la ciencia, se hace largamente complejo poder visualizar dichos resultados, que, no cabe duda, harían más simple de entender tamaña extrañeza.
Ahora, si esto lo percibimos desde la perspectiva de la teoría de Kuhn, tampoco encontraríamos posible que para ese tren de pensamiento pudiese aceptarse el cambio propuesto. Como vemos la teoría cuántica se sigue valiendo del paradigma anterior para explicar una parte de su realidad, al menos, la que colapsa ante nuestro impávidos globos oculares, sigue siendo medible y verificable bajo el prisma del actual paradigma. Por lo mismo, no es excluyente con lo anterior, y menos incompatible, toda vez que la teoría necesita imperiosamente de la colaboración de su añoso cable a tierra, como uno más de los niveles que esta “nueva” realidad planteada contiene. El basamento de la física moderna, post newtoniana, se mantiene, y se aprovecha para mantener la definición del mundo real medible, aquel que en ese instante y debido a mi descuidado oteo se convirtió en esta realidad, donde sigue existiendo la aceleración de gravedad de los cuerpos al centro de nuestro pequeño globo terrestre.
Si las predicciones teóricas estaban basadas en modelos matemáticos, con esto repetidamente demostrado en experimentos, y el universo se comporta según las teorías, entonces nos permitimos creer que el sentido común es ciertamente una perspectiva especial, limitada de un universo mucho más grandioso. El cuadro pintado por las pinceladas de la relatividad y la mecánica cuántica, está tan distante de nuestro poco común sentido, que aumentan geométricamente los problemas de interpretación. Es claro que las implicaciones de la mecánica cuántica desconciertan incluso a los mismos científicos, pudiendo llegar, como he expresado, al temor. Es creencia actual entre estos, que la realidad de la mecánica cuántica y la fiabilidad requiere revisiones radicales de una o más suposiciones de sentidos comunes: realidad, tacto, causalidad o continuidad. Y esta tarea es mayor, ya que, para permitirla debemos liberarnos de nuestros sentidos, en los cuales confiamos desde que somos, como válido y poco objetable.
Lo precedente llevémoslo al plano del ciudadano vulgar, y, ya que esto respecta a la física cuántica, me permitiré un salto cuántico, para reflejar la dimensión del cambio de paradigma, pudiendo establecer un cruce entre la magnitud del cambio de pensamiento necesario (valor cualitativo) y el tiempo transcurrido para que este se desarrollara (valor cuantitativo).
Pensemos que, como expresión material de mi voluntad, lograremos exponer a un ciudadano cualquiera contemporáneo y convencido a fuego de lo expresado por Newton, a este mal llamado agujero perteneciente a una liebre. Desde un espacio infinito, geométrico y matemático, definido por leyes y reglas previsibles, a una realidad más parecida a un ensimismarse en el propio pensamiento, rayando en la locura de modificar el comportamiento de mi entorno, por el sólo impulso de mi pensamiento o deseo. Cabe hacer la mención que el coterráneo de Sir Isaac, supo recién hace 200 años que la tierra era en realidad más un tomate que un tablero de ajedrez. Si existiese algo así como la posibilidad de saltarse de paradigma y pasar del horror vacui de un físico antiguo promedio, a darse cuenta que el ingrediente principal de todo lo constituyente es justamente el vacío.
Como ejemplo final, esta teoría es excluyente respecto de las creencias dogmáticas de la religión católica, como se hizo referencia, el aceptar esta nueva perspectiva precisa el abatimiento de la imagen mitificada de Dios. Aquel ser omnisciente que impone y determina el devenir no puede coexistir con la modificación de mi entorno hasta en su más íntima característica sólo por intermedio de mi voluntad, y que en realidad somos forjadores de cuanto acontezca, no estando determinados o predestinados a nada en particular. Por esto, la imagen de Dios como ente externo, se traspasaría a nuestro interior, y viviría en nosotros, con el consiguiente derrumbe de la institución propiamente dicha. Si el “Código Da Vinci” generó tal revuelo en la iglesia, no se explica como esta cinta no generó, al menos, una nueva encíclica.
La mayor parte de nuestros congéneres no dedica gran parte de su tiempo en ocuparse de la mecánica cuántica en absoluto, cosa que ayuda a la no ocurrencia del pánico colectivo. De llegar a hacerlo asumimos que no presenta relevancia para nuestros intereses particulares (evocar nuevamente el concepto de colapso en la realidad puntual). De más está decir que esto tiene sentido, incluso en la mayoría de las ocasiones, perfectamente bien para propósitos prácticos.
Ahora si tratamos de emprender la misión de entender la naturaleza de la realidad, lo que hace la mecánica cuántica es describir los bloques constitutivos fundamentales la naturaleza, y porque no, el mundo clásico está compuesto de estos bloques también, ya sea los observemos o no. Bajo esta mirada entonces, para entender la naturaleza, deberíamos entender sus partes constituyente, y para esto último sería necesario, entender al menos, la base de la teoría de la mecánica cuántica.
Existe una fuerte demostración de que podríamos ganar información sin el uso de los sentidos comunes, desatados por las restricciones usuales del espacio tiempo. La controversia radica en que la prueba de estos efectos es imposibles bajo las reglas de los físicos clásicos, por lo mismo la reticencia a la aceptación, por no arrojar rechazo a la palestra, que genera esta teoría, muchas veces mal interpretada y llevada al plano del misticismo, donde se nos abren todas las respuestas posibles del universo y el ser humano se transforma en un ente pleno en comunión casi impoluta con la vastedad de la inmensidad. Este tipo de quimera es mejor apartarla del campo visual, ya que la panacea y simbiosis absoluta no se esconde en este paradigma. Esto ha sido fundamentado en una confusión de las imágenes de la religión con declaraciones científicas, el resultado de esto, carece de sentido en lo absoluto. Lo que si lo tendría, sería buscar una conciliación entre la ciencia y la espiritualidad, pero nuevamente creo estar esperando más de lo que esta época de raza permitiría, debido a su ilimitada incapacidad.
Es cierto que, independiente de nuestra apreciación final de estos complejos problemas, el universo en que vivimos adquiere un carácter plural y complejo. Algunas estructuras desaparecen, pero otras como en la biología aparecen, y revistiendo mayor claridad aún en los fenómenos sociales. Por lo leído, algunos fenómenos están adecuadamente descritos por ecuaciones deterministas, como en el movimiento planetario, pero otros, como la evolución biológica, implican procesos regidos y definidos por el azar. Incluso un científico convencido de la validez de las descripciones deterministas dudaría en inferir que, desde el momento primigenio del Big Bang cósmico, estaba escrito en las leyes de la naturaleza, que estaría sentado escribiendo esta ensortijada sarta de desvaríos varios.
En estos días se ve a por doquier el papel de los procesos que implican el azar. Por otra parte los modelos de la física clásica parecen corresponder únicamente a situaciones límite que se puedan crear artificialmente, como por ejemplo vaciar un líquido en un recipiente y esperar seguro que alcance el equilibrio.
Si lo artificial es determinista, y lo natural contiene elementos esenciales del azar, y a la vez puede ser fuertemente influido por el espectador, esto claramente llama a una nueva visión de la materia en la que ésta ya no sea pasiva como la descrita en el mundo del concepto mecánico. Ahora, si este cambio es tan profundo, y realmente se establece como un nuevo diálogo entre hombre y naturaleza, es donde vuelve a la carga el asunto de la no preparación de la sociedad donde esto se debería implantar. Y por lo mismo, no estar preparado para poder enfrentar esto, hace que transmitir el mensaje sea complejo.
Finalmente, el gran aporte de esta cinta es intentar masificar el mensaje, transmitir un cambio en la concepción más íntima de lo que por naturaleza conocemos. Lamentablemente, en este intento se queda como un gran panfleto publicitario algo mal influido por la concepción del marketing norteamericano.


BIBLIOGRAFÍA

· The Philosophy of Quantum Mechanics, The Interpretations o Quantum Mechanics in Historical Perspectives. Max Jammer. John Wiley & Sons. 1974.
· El fin de las certidumbres. Entrevista con Ilya Prigogine. http://www.geocities.com/SoHo/Lofts/1034/prigogin.htm
· La Teoría del Colapso: Base para un nuevo paradigma. Francisco Mañez. Introducción al libro: Cuando la Razón Duerme, Estructuración de la Naturaleza y la Psique.
· Quantum Reality: Beyond the New Physics. Nick Herbert. Anchor Books. 1987.
· El Desarrollo del Conocimiento Científico, Conjeturas y Refutaciones. Karl R. Popper. Apuntes asignatura Filosofía de las Ciencias.
· http://www.mtnmath.com/
· http://www.particleadventure.org/
· http://www.integralscience.org/
[1] Sin encontrar mayores y mejores palabras opto por la reiteración.
[2] The Philosophy of quantum mechanics. The interpretations of quantum mechanics in historical perspective. Max Jammer. Canadá 1974. (pp. 102)
[3] El desarrollo del conocimiento científico. Karl Popper (pp. 57-58)
[4] The Philosophy of quantum mechanics. The interpretations of quantum mechanics in historical perspective. Max Jammer. Canadá 1974. (pp. 448)
[5] The Philosophy of quantum mechanics. The interpretations of quantum mechanics in historical perspective. Max Jammer. Canadá 1974. (pp. 452)